Mientras Brasil distribuye goles y participación entre todos los futbolistas de su plantel en la Copa América, Argentina concentra gran parte de su poder en su figura: Lionel Messi. Las diferencias entre ambos candidatos, ¿y posibles finalistas?


Hay 21 futbolistas que completaron los todos los minutos que disputaron sus seleccionados en la Copa América. Ninguno es brasileño. Argentina solo tiene a su joya en el listado: Lionel Messi todavía no descansó. No se sentó en el banco de suplentes y tampoco salió reemplazado en algún fragmento de los partidos. Él mismo remarcó en varias entrevistas que no le gusta salir y hay entrenadores que, lejos de los micrófonos, admiten que es complejo gestionar su descanso. Messi estuvo siempre, y mientras Brasil camina por el torneo con la sensación de ser un todo compuesto por muchas individualidades, Argentina avanza impulsado por la influencia de un futbolista único.

Brasil Argentina Copa America

Nadie discute la candidatura de Brasil. No es solo la localía y la historia. También es el presente. La Canarinha atraviesa un proceso largo que viene dando sus frutos. Hace once partidos que no cae (10V 1E). Recibió dos goles en los últimos ocho encuentros. Y Tite, su entrenador, jamás perdió un juego por Copa América: ganó la edición 2019, está invicto en el actual certamen y se encuentra a dos partidos de igualar a Mario Zagallo con la mayor secuencia de partidos sin caídas en el torneo de un DT de Brasil.

Brasil lidera muchos indicadores de rendimiento clave en la Copa América. Es el que más goles hizo (10), y es el que menos recibió (2). Es el que más posesión tuvo (61,8%), y es el que más usó la tenencia para generar peligro: acumula 12,6 de xG, una métrica que señala que Brasil incluso tuvo chances para marcar más de lo que anotó. Los comandados por Tite celebran un gol cada 36 minutos, y tienen el porcentaje de conversión más alto del torneo: el 17,9% de sus remates totales terminan adentro de la red.

Brasil Copa America

La construcción brasileña del juego es una bossa nova sutil y prolija: sus futbolistas aciertan el 88,7% de los pases que intentan (más que cualquier equipo en el torneo), y sus secuencias de tenencia son las más largas, con un promedio de 4,5 pases cada una. En la organización ofensiva, Neymar irrumpe como un as. Es el futbolista con más xG acumulados (3,9), el que más ocasiones generó (12), el que ofrece más asistencias esperadas (2,04) y hasta el que más faltas sufrió (18). A pesar de haber disputado solo tres partidos, Neymar participó en cuatro goles, con dos asistencias y dos gritos.

Neymar brilla, pero la suerte de Brasil no reposa únicamente en su 10. El ecosistema de Tite es justo: distribuye tiempo y esfuerzos. Solo Danilo disputó más de 300 minutos (305), y los 23 jugadores de la lista -incluso Alisson, Ederson y Weverton, los tres arqueros convocados- estuvieron al menos un minuto en el césped. Dentro del campo, los brasileños comparten goles y remates: nueve futbolistas se reparten los diez gritos de Brasil en la Copa América y once futbolistas hicieron 23 disparos al arco.

Neymar Copa America

Del lado contrario de la llave está Argentina. Las formas, como las posiciones en el cuadro, también son opuestas. Los resultados están acompañando a Lionel Scaloni, el entrenador: lleva 17 encuentros sin caídas (10V 7E), y si supera a Ecuador en cuartos de final igualará a Marcelo Bielsa como el entrenador con la segunda racha más largas sin derrotas en la historia de la selección Argentina. Su gestión es cada vez menos discutida en la prensa local. El desafío, sin embargo, es resolver un acertijo ancestral: volver a ganar una competencia de mayores después de 28 años, luego de la Copa América 1993.

La esperanza para saldar la deuda se apellida Messi. Argentina, como pocas veces, concentra gran parte de su poder en el pie izquierdo de su capitán. Su influencia es heroica. Messi es el máximo goleador (3) y máximo asistidor (2) de la Copa América: intervino en cinco de los siete goles (71%) de su seleccionado en la fase de grupos.

La principal diferencia entre Brasil y Argentina es que, mientras los locales parecen funcionar como un sistema libre de nombres que le ofrece espacio a Neymar para lucirse, la figura de Messi aparece como un eslabón central en dos fases del juego albiceleste: la gestación y la finalización de las jugadas. Messi, que siempre se dedicó a finalizar, últimamente se ocupa de armar para sus compañeros. Esa fue su última revolución futbolística.

Messi es el sexto futbolista con más toques de balón en la competencia (311) y tiene una media de 77,8 toques por partido. Sus apariciones crean situaciones para el resto: generó diez ocasiones, soltó 159 pases en campo rival (segundo en el torneo detrás de los 162 de Charles Aránguiz) y dio 100 pases al tercio final de la cancha, siendo el líder en este indicador.

Si bien Argentina siempre buscó al socio en ofensiva para Messi, esta vez encontró un compañero ideal en la mitad de la cancha. Rodrigo De Paul fue el futbolista con el que más veces conectó. Quizás sea quien mejor lo comprenda. Compartieron 198 minutos en cancha, y se encontraron 47 veces: el mediocampista del Udinese le dio 27 pases, y el de Barcelona 20. Nadie le dio tantos pases, y a nadie le dio tantos pases. En ofensiva, Messi también encontró colegas que lo interpretaron. Creó tres situaciones para Nicolás González -el argentino que más tiros pudo hacer después de cesiones de Messi- y asistió en los goles de Guido Rodríguez ante Uruguay y Alejandro Gómez frente a Bolivia, este último con un pase tan elegante como el modista más fino de Milán.

A pesar de su rol activo en la creación del juego, Messi conserva intacta su furia y energía para definir las jugadas. De los 28 disparos al arco de Argentina (el equipo con más remates en la fase de grupos de la Copa América), el 35,7% los hizo Messi. Nadie pateó al arco más veces que él en el torneo: lo hizo en 10 oportunidades, cuatro más que su amigo Luis Suárez, de Uruguay, quien lo escolta. Lo positivo es que el 58,8% de sus tiros fueron al arco: cuando busca, apunta entre los tres palos.

Lionel Messi Copa America

Lo interesante para analizar es desde dónde patea Messi. La distancia media de los tiros de Argentina es de 15,4 metros, pero los intentos del 10 promedian 19,6 metros. El 64,7% de los remates de Messi son desde afuera del área, y de larga distancia solo convirtió ante Chile de tiro libre. Messi ya no termina las jugadas dentro del área, pero quizás el mayor déficit argentino es que los delanteros tampoco están aportando goles: solo Lautaro Martínez marcó en esta Copa América. El resto de los gritos (3) fueron de mediocampistas (dos de Gómez y uno de Rodríguez, acaso los goleadores menos esperados en un equipo con la jerarquía de Sergio Agüero, Ángel Di Maria, y los dos Correa).

Mientras en ataque parecen equipos opuestos, en defensiva muestran una solidez idéntica. Brasil y Argentina son los equipos que menos goles (2, igual que Uruguay) y menos tiros al arco (8) recibieron. Brasil tiene 2,63 de xG en contra y Argentina 2,69. Los múltiples arqueros utilizados por ambos seleccionados suman en total seis atajadas cada uno, y en dos de los cinco partidos lograron mantener la valla invicta.

Los cuartos de final de la Copa América esconden el morbo de una final entre Brasil y Argentina en el Maracaná: la posibilidad de los argentinos de acabar con la maldición en tierra enemiga, y la chance de los brasileños de continuar levantando el trofeo más viejo de Sudamérica cada vez que alberga el torneo en su país. Brasil confía en su estructura y Argentina apunta a la magia de su figura legendaria. Cada uno tiene lo suyo. Pero todavía falta.


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